martes, 5 de mayo de 2015

Mi amigo ITALO



Luego de devorarme todos los artículos publicados por Italo Calvino en la prensa italiana y en su lengua original, extiendo al lector mi humilde traducción de sus ideas más memorables sobre el mundo escrito y el mundo no escrito.

 

 

“Pertenezco a esa porción de humanidad minoritaria, pero que entre mis lectores es mayoría, que pasa gran parte de su vida en un mundo donde las palabras se suceden una tras otra y donde cada frase ocupa un sitio preciso. Cuando me canso del mundo escrito salgo en búsqueda del otro mundo hecho de tres dimensiones, cinco sentidos y poblado por millones de personas similares entre sí. Esto equivale para mí a renacer a una realidad confusa que me obliga a elegir una estrategia y un rol de supervivencia. Este nuevo nacimiento conlleva ritos especiales como el de colocarme los anteojos que no necesito para leer porque soy miope, cuando por lo general la gente ejecuta la acción contraria, se coloca los anteojos para entrar al mundo escrito.

 

Cuando leo cada frase, sé que está en mí el poder de comprender. Su significado literal debe poder permitirme formular un juicio de si aquello que se anuncia es verdadero o falso, correcto o equivocado, agradable o desagradable. En la vida ordinaria en cambio, me veo casi siempre rodeado de circunstancias que no logro comprender desde las más importantes hasta las más insignificantes, situaciones en donde no puedo formular ningún tipo de juicio. De joven me pasaba exactamente lo mismo pero en aquel entonces creía que el mundo escrito y el mundo no escrito eran de alguna forma complementarios. Hoy reconozco que aquello que sucede en el mundo escrito inicia y termina en los márgenes físicos del libro y depende de mí la vida que porte fuera de sí, en cambio en mundo no escrito, me roba, me desorienta, me desordena sin mi consentimiento. Con esto me pregunto, si mi mundo es el escrito ¿Por qué me aventuro a la experiencia del otro mundo?

 

Para escribir, porque soy escritor y lo que se espera de mí es que me siente en el escritorio a intentar darle un sentido al mundo, pero a lo máximo que se llega es a trasmitir la experiencia de acercamiento, luego la búsqueda continua en el lector. Siempre escribimos de lo que desconocemos, escribimos para que el mundo no escrito cobre vida a través de nosotros. Del otro lado de una palabra hay algo que quiere salir del silencio, algo que quiere liberarse como si sacudiese las rejas de una prisión.”

 
 








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