viernes, 2 de mayo de 2014

Diâlogo con JOAQUIN


Mi futuro es pretérito imperfecto, mi pasado, nostalgia del presente. Por diseñar castillos sin almenas, perdí otra vez las llaves de mi casa.

Y en esa inseguridad a veces no hago pie, porque floto y como floto toco el techo y las estrellas que siguen lejos y fueron tan cercanas.




Escribo solo por matar las tardes, por no deshacer las maletas…

Escribo porque no quiero perderme de mi, para invitarme al sentido y por permitirme la sin razón. Escribo porque no sé pasar los días de otra manera y porque no conozco más realidad que la fantasía.



Perdí mi sueldo de bombero un día que por echar troncos al fuego, quemé los muros de la patria mía.

Me quité el traje de lo correcto y los zapatos de rebeldía. Dejé de ser quién no debía y ahora que todavía no se lo que puedo, solo se que no soy lo que no quiero.




Si nos hundimos antes de nadar, no soñaran los peces con anzuelos. La noche se hará tarde tan temprano que enfermarán de otoño los inviernos.

Si le entregamos el mañana al destino, condenamos el ayer a ser excusa. Yo vivo sin ley y sin permiso y soy toda la verdad que vale la pena creer.








Todo acaba cuando nos quedamos mudos llenos de gritos
cuando uno mas uno son tu y todos los tuyos
cuando saco mi orgullo, del canasto de las heridas.

Todo acaba cuando se pierde el sentido, cuando la pena vale en negativo, cuando nos quedamos sin dardos y llenos de agujeros.



Son treinta años que no maduro
ni aprendo, ni sedo, ni resigno
solo soplo, trago polvo y estornudo

Son treinta años, cuarenta vidas, cincuenta historias repetidas. Son los riesgos de quien no acepta morir aburrido.




El amor no existe, ni la vida, ni el mañana
solo la muerte, solo la peste, solo las ganas


Y el que diga lo contrario, deberá tener al menos dos excusas, porque las excepciones cuando son una sola, suelen ser una mala interpretación

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