sábado, 8 de febrero de 2014

Del tiempo....y otros lugares



Este podría ser cualquier lugar y yo, venir de cualquier parte. Este silencio es parecido a los refugios de infancia, en el cuartito del patio de casa, que bien podría haber estado en esta calle de Francia, aunque habría sido algo más modesta en dimensiones, quizá con algún hermano menos o dos y sin mí.

 Es increíble lo mucho que se parece el mundo, algunos domingos por la mañana. A veces me asomo por la ventana, noto el aire, la lluvia, la gente y mi mirada sigue siendo fotográfica, como si mis tiempos fuesen otros, como si mis espacios fueran impenetrables.


Esta mañana escuché el ruido de unas llaves sobre la cerradura. Estaba convencida de que era Zulma, solo que yo no estaba en Argentina, ni Zulma en Francia. Me quedé en la cama, unos veinte segundos, esperando escuchar los pasos que hubieran seguido al abrir el picaporte.


 Hace unos días pasaron por la radio, la misma melodía con la que se levantaban mis padres, un poco más mecánica y agonizante cuando se iba quedando sin baterías el despertador, pero aún reconocible. Subí las escaleras hacia mi habitación, imaginando que subía al cuarto de ellos, a darles las buenas noches, como si aquí y allá fuesen parte de los mismos escalones de madera. Como si antes y ahora, fuesen ese único momento. 



Durante otros veinte segundos, como los que esperé para saludar a Zulma, llegué a imaginarlos, programando la hora para despertarse al día siguiente, mientras la melodía seguía sonando, ya más dentro mío que afuera.











 

 
 
 
 
 
 
 

 

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