sábado, 31 de mayo de 2014

A la deriva


Hace 9 meses que me despido y confieso que debería estar más asombrada que agradecida, pero me encuentro en una aceptación casi natural del cambio constante.

 

No sé si alguna vez soñé con una casa, de todas formas dudo volver a considerarlo como opción compatible. Me seduce la idea de ser un poco de todos lados, dedicarme a vivir como si las cosas no fueran importantes, incluso no fueran necesarias.

 

Quizá movilizar mi entorno para avanzar sin moverme. Quizá un barco, cuyo interior me acune en una continuidad paralizada y los mares y las tierras me giren, me recorran, me visiten y queden atrás. Mis diez metros cuadrados de auto, casa, avión, pasaporte, oficina y vacaciones, todo a la deriva.



 

 

Hace 9 meses que me despido de mi misma, de las respuestas, de las certezas. No quiero irme, ni me quiero quedar. Quiero moverme a veces y otras veces que sean las cosas las que se muevan.
 
 
 
 
 
 
 



 

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