Jorge Bucay plantea lo siguiente:
Si quiere algo: Obténgalo
Si no puede obtenerlo: Sustitúyalo
Si no puede sustituirlo: Olvídelo
De otra manera usted es un Idiota.
Si me esforzara por dar un porcentaje, podría decir que he obtenido lo que
he querido un 50% de las veces, lo he logrado sustituir un 40% y me he
resignado al olvido de un 10%, que sin embargo me ha calado más profundo que la
felicidad de cualquier otro logro.
Visto así, me nace cierta felicidad por compromiso pero lo cierto es que en
estos momentos estoy nuevamente en la búsqueda de algo y se renueva en mí toda
la angustia de no saber con qué podré sustituirlo en caso de no obtenerlo y
sobre todo, cómo superar otro olvido lamentable.
Envidio al perfecto IDIOTA que ni obtiene ni sustituye ni olvida. La vida
sería tan imposible como maravillosa. Levantarse de la cama sin la más mínima
idea de cómo va a seguir el día, desconectarse totalmente de nosotros mismos y
de las circunstancias. Ser una especie de sombra, ni causa ni efecto. No
reparar en lo que nos falta, no especular, no medir, no pedir, no comparar, de
ser posible no entender.
Se imaginan la cantidad de angustias que nos ahorraríamos, sería magnífico
dejar de buscar sustitutos o consuelos para las cosas que no están a nuestro
alcance inmediato. Dejar de frustrarse, de conformarse, de negociar. Quitarle
la aceleración al mundo, la gravedad...andar por la vida dando saltos perdidos,
pisando en cada esquina un pedazo de Luna. Ser una masa de idiotas felices que
no saben que lo son, medios perdidos, medios encontrados. Y respirar, porque si
no se terminó el mundo todavía, quizá gire otra vez mañana.
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